domingo, 7 de diciembre de 2014

EL MUNDO ÁRABE TEME LA EXPANSIÓN SAFAVID

En una entrevista con Al-Jazeera, el pasado mayo, el comandante del Ejército Libre de Siria, Brig. El general Salim Idris, ha explicado que la desviación de las fuerzas de Hezbolá desde el Líbano a Siria para tomar parte en la guerra civil fue parte de un plan "Safavid" para la región de Oriente Medio.
En enero pasado, un artículo en el diario libanés influyente As-Safir acusado de Irak chiíta primer ministro Nouri al-Maliki de recibir ayuda de sus "aliados Safavid." Después de la poderosa líder sunita musulmana, el jeque Yusuf al-Qaradawi, condenó a Irán por su acciones en Siria, la Asociación de Ulemas Musulmanes del Líbano advirtió que los árabes sunitas se enfrentan "el proyecto Safawi difusión."
De hecho, durante la última década, el término "Safavid" se ha convertido en una palabra despectiva común entre los líderes árabes para los iraníes. Periodista estadounidense Bob Woodward describe un duro intercambio diplomático en uno de sus libros entre el rey Abdullah de Arabia Saudita y un alto funcionario EE.UU. sobre la guerra de Iraq de 2003, en la que el líder saudí dice: "Ustedes han permitido a los persas, los safávidas, para hacerse cargo de Irak. "Al utilizar el término Safavid, los líderes árabes estaban haciendo referencia al imperio Safavid e imputación motivaciones hegemónicas al actual gobierno iraní, lo que sugiere que Irán está tratando de restablecer las antiguas fronteras imperiales de su país.
¿Quiénes eran los safávidas y en qué territorios no se descarta? El Imperio Safávida se basa en Irán y existió entre 1501 y 1722. Su fundador, el Shah Ismail, hizo chiíta del Islam la religión oficial de Irán y que libró guerras contra el estado sunita en el momento, el Imperio Otomano. En su apogeo, el Imperio Safávida extendió su dominio más allá de las fronteras actuales de Irán en grandes partes de Afganistán, Pakistán y Turkemanistan, en el este y cubre la mitad de Iraq, incluyendo Bagdad y las ciudades santas chiítas de Najaf y Kerbala, junto con la más oriental parte de Siria en el oeste.
Los primeros líderes Safavid importados líderes chiítas del sur del Líbano para ayudar a la propagación del Islam chiíta en Persia. Así, las relaciones entre Irán y el Líbano se remonta al menos al siglo 16. En el sur, el Imperio Safávida llegó a la costa árabe del Golfo Pérsico, mientras que en el norte, que incluía lo que hoy Azerbaiyán y Armenia. Los líderes iraníes hoy no ha reclamado formalmente las fronteras del Imperio Safávida, pero ciertamente hecho declaraciones que sugieren que reflejan parte de sus aspiraciones nacionales.
Por ejemplo, Hossein Shariatmadari sirvió como portavoz no oficial para el líder supremo ayatolá Ali Khamenei de Irán, así como el editor del diario conservador iraní, Kayhan. En julio de 2007, escribió un artículo de opinión diciendo que los estados árabes del Golfo se establecieron como resultado de la intervención de Occidente. Insistió en que los pueblos árabes en la península arábiga no participaron en la elección de sus gobiernos. Luego dijo específicamente que Bahrein es parte del territorio iraní.En 2009, Ali Akbar Nateq Nouri, quien fue candidato a la presidencia de Jamenei en 1997, sin rodeos llamado "provincia decimocuarta." De Bahrein Irán
Un miembro de la Comisión del Parlamento iraní de Seguridad Nacional y Política Exterior respaldado la declaración de Shariatmadari y recordó a los Estados árabes que "la mayoría de ellos eran una vez parte del territorio iraní." Más recientemente otro asociado Jamenei llama de Siria a Irán "provincia 35." No fue sorprendente cuando Internet WikiLeaks sitio whistle-blower descubrieron un alto oficial de Omán, que trabajaba para Sultan Qaboos, decirle a un colega americano que visitaba en 2008 que el régimen de Teherán fue motivada por una "ideología expansionista iraní".
Después de asumir el cargo, el ayatolá Ali Jamenei, mediante justificación para el activismo iraní que amenazaba a los estados árabes. Según ha explicado a la Ressalat diario iraní en 1991, la Estrategia de Seguridad Nacional de Irán, no se basa sólo en la preservación de la integridad del Estado iraní, sino más bien en la "expansión" - se utiliza el término "estopa", en árabe. Esta visión del mundo se puso de manifiesto en las declaraciones de algunos de los más importantes oficiales de alto rango de Irán. El general Qassem Suleimani, el comandante de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria Islámica Cuerpo declaró en el año 2012 con respecto al Líbano e Irak: "Estas regiones son una manera u otra sujeta al control de la República Islámica de Irán y sus ideas." Suleimani reporta directamente a Jamenei y estaba designado para coordinar todas las actividades militares iraníes en Siria contra Israel.
En la diplomacia, una distinción fundamental se suele fijar entre estatus quo estados que están satisfechos con la extensión de su territorio y no tratan de modificar sus fronteras y lucha contra el status quo estados que aspiran a ejercer influencia sobre sus vecinos y, finalmente, tomar el control de sus territorios . Al llamar a los iraníes "Safavids", la parte árabe está expresando su opinión de que Irán es un estado anti-status quo, que quiere las partes de Irak, donde los safávidas gobernaron una vez, así como los territorios de muchos de los estados árabes del Golfo.
Esta discusión es relevante para el debate en Occidente sobre las consecuencias de un Irán nuclear. El mes pasado, un analista iraní-estadounidense de la RAND Corporation, Alireza Nader, escribió en la prestigiosa revista estadounidense Foreign Policy su opinión de que Irán sólo busca armas nucleares para la disuasión. El propósito de una bomba iraní es, pues, la defensiva, todo Irán busca es evitar que el Occidente de llevar a cabo un cambio de régimen en contra de su liderazgo islamista. Él retrata claramente a Irán como un estado de status quo que no va a derrocar a los regímenes de sus vecinos árabes. Este trabajo se adapta bien a la nueva tendencia en Washington de recomendar que la administración Obama que reconsidere la política de contención, que se redujo en 2012 a favor de la política de prevención.
Hay otras opiniones que niegan estas sugerencias. Arabia Mayor Feisal Abukshiem escribió un estudio excelente del año pasado para el Comando del Ejército de EE.UU. y Estado Mayor que llegó a las conclusiones completamente opuestas sobre las consecuencias de un Irán nuclear en el Oriente Medio. Detalló cómo Irán utiliza los movimientos chiítas, algunos de cuyos dirigentes estudiado en la ciudad iraní de Qom, a fin de promover asesinatos, revueltas sectarias y terroristas en Bahrein, Kuwait y Arabia Saudita. Señaló los casos del pasado intervención militar iraní en los Emiratos Árabes Unidos, Líbano, Yemen y más recientemente en Siria. A continuación, llegó a la conclusión de que "la posesión de armas nucleares alentar a Irán a ampliar esos esfuerzos sin disuasión."

Un arma nuclear en manos de un estado status-quo con una orientación defensiva es una historia muy diferente a las armas nucleares en manos de un Estado que quiere cambiar por completo el status quo internacional. Esto podría tener consecuencias ofensivas. Si Irán realmente ve a sí misma como un estado truncada que merece recuperar los territorios que una vez controlada en los días del Imperio Safávida, a continuación, la disuasión de un Irán nuclear en el futuro va a ser mucho más difícil de lo que muchos en Occidente se dan cuenta de la actualidad.
Refugiados en distintas regiones del planeta      * Néstor Antonio Suleiman
El drama de los refugiados en el mundo, víctimas de las persecuciones políticas, religiosas y étnicas en distintos escenarios tanto en África como en Asia, se mixtura con el problema de los inmigrantes caracterizados como “ilegales” que pretenden ingresar en forma irregular a los países integrantes de la Comunidad Económica Europea.
Se trata de refugiados económicos, producto de las políticas coloniales de despojo y expoliación perpetradas por los países centrales, por las metrópolis coloniales  responsables en todo segmento de la historia de la situación paupérrima de los pueblos,  sometidos a metodologías de cautiverio en el plano político, económico y cultural.
Dramáticas noticias  nos cuentan acerca de naufragios en regiones cercanas a la isla italiana  Lanpedusa. Accidentes marítimos que traen como saldo la muerte o desaparición en el mar de centenares de refugiados de origen africano, entre ellos muchos niños que acompañan a sus familias en una travesía que tienen como puntos de partidas distintos sitios en las costas de África.
A las peripecias de los pobres refugiados que logran arribar a la isla italiana, hay que adjuntarle otra catástrofe: enfrentarse a la justicia de ese país que  los demanda  atenta a la ley xenófoba Bossi Fini del 2002. Una normativa cuyo autor es este “ilustre” y legítimo  representante de los separatistas de la Liga del Norte, y que hace mención al flujo interno  de los inmigrantes, con una la limitada permanencia en la península.
Muchos de estos refugiados  proceden de Eritrea o Libia, antiguas colonias italianas en tiempos del duche Benito Mussolini. Naciones esquilmadas por los mismos que hoy niegan el ingreso de esos sectores populares empobrecidos.
Una situación parecida ocurre con las poblaciones  albanesas. A partir de los años de la década del noventa, cuando el liberalismo se enquistó en los países emergentes, el flujo poblacional desde los Balcanes no pudo ser frenado.  Un periplo les esperaba a sectores de esa comunidad de escasos recursos, un recorrido que iniciaban en peligrosas travesías a través del canal Otranto, tratando de arribar a  Bari y otras ciudades de la península itálica. Recordemos que Albania, también sufrió la ocupación de Italia en el siglo XX.
La situación que viven en Europa eritreos, africanos subsaharianos, turcos y otras nacionalidades, marca el grado de cinismo y las prácticas de exclusión que portan gran parte de las dirigencias que conducen el importante bloque regional de países.
Otras formas de exclusión y expulsión de poblaciones
Pero la tragedia de los refugiados no incumbe solo a los estados desarrollados. Una mirada rápida nos orientada hacia una población árabe que padece una situación desgraciada, mixturada con el silencio de los foros internacionales.
Un caso emblemático lo constituye el pueblo árabe saharaui, que desde hace más de cuatro décadas espera la materialización de un referéndum, una salida soberana y democrática en el devenir de una región que hoy está ocupada por el régimen monárquico marroquí.  
Este escenario obliga a los habitantes de la región del Sahara Occidental Ocupado a vivir excluidos y marginados. Las mismas fuerzas que comenzaron a fijar los tentáculos neocoloniales en el territorio a partir del año 1975, permanentemente  expulsan a los autóctonos, presionando para ejecutar una  emigración hacia otros espacios territoriales, para finalmente acrecentar los campamentos de refugiados ubicados en Mauritania y Argelia.  Las violaciones a los derechos humanos en manos de las fuerzas policiales y militares de la corona marroquí, forman parte de un accionar cotidiano en Al Aiun, Dhalak y otros distritos del territorio que en el pasado era colonia española.
En relación al Mundo Árabe, y los problemas de los que debieron transmigrar  involuntariamente de sus hogares, se ha constituido en  una dinámica que ha afectado las zonas que van desde el extremo poniente el Magreb  hasta el golfo Árabe.
El dolor de los saharauis, está en sintonía con el que afecta a las poblaciones también de origen árabe del cuerno de África, en Somalia, donde la intolerancia religiosa es el mejor pretexto para construir un proyecto de poder que termina cercenando el país en tres pedazos, generando un éxodo que alarma a los organismos internacionales.
Como ocurre en regiones árabes en el continente africano, la intención de alimentar luchas interreligiosas e interétnicas, también forma parte de la hoja de ruta en el Creciente Fértil (Oriente Medio). Como de costumbre una planificación diseñada por actores externos, pero ajustada a una complicidad de agentes nativos.  
Datos angustiantes nos marcan la existencia de más de 4.500.000 personas que conforman una  verdadera diáspora o exilio forzoso, que tiene como epicentro a Siria e Irak. Poblaciones huyendo de las crisis internas, frecuentemente alimentadas  por estrategias foráneas que dan lugar a verdaderas guerras fratricidas, involucrando en ambos países a casi 3.800.000 de los llamados refugiados internos: colectivos que deben merodear de un sitio a otro en busca de seguridad.  
En todo este relevamiento no puede quedar ausente  el registro que acredita a los palestinos, como uno de los caso más trascendentes  en la cuestión de los refugiados.

Desde 1948 la población de Palestina viene soportando la Nakba, la tragedia. Una triste vivencia que a lo largo de más de seis décadas, la ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados) vio estampado datos en sus registros, ubicando a los palestinos en uno de los primeros lugares, en la larga  lista de los pueblos que padecen las injusticias de no poder vivir en sus tierras. Un derecho inalienable que es bloqueado, en el caso de los árabes palestinos, por la intransigencia del sionismo y su engendro el estado artificial que conocemos con el nombre de Israel.